viernes, 3 de junio de 2011

Performance sobre "El comienzo", en la universidad.


DESCRIPCION DEL PROCESO
Primero pedí a los participantes que se pusieran de pie donde quisieran en el aula.


 Después enlacé con un cordel a los participantes.



  Tras concluir el enlazado comencé a hacer el contorno de la huella de sus zapatos con un rotulador y escribia una letra en el orden del abecedario.
 En el interior de las huellas deposité tierra apta para el cultivo.



Saque las semillas (de calendula) y las deposité una a una sobre la mesa de los participantes.


Coloqué en el suelo 25 vasos vacíos e hice un círculo con el mismo rotulador al rededor de ellos.

 Me senté y esperé a ver las reacciones de los participantes.

RESULTADO
Por último este fue el resultado restante de la performance. Hubo quien decidió quedarse el vaso con la semilla, quien intento plantar la semilla pero no supo, o quien bebió con el vaso.


Descripción simbólica: Como personas creamos vínculos al rededor de nosotros mismos. Algo nos enlaza. (la cuerda). Dejamos con nuestro paso una huella (dibujando el contorno de las huellas), que nos simboliza a  nosotros mismos (motivo por el cual puse letras en las huellas, así quien ocupase ese lugar podía identificarlo fácilmente). Nuestra huella genera un espacio y este, a su vez contiene tierra fértil sobre la cual nosotros mismos somos quien permitimos crecer la semilla regalada, quienes podemos aceptarla en la tierra de nuestra huella y cómo dependemos de las herramientas que nos rodean para favorecer estas relaciones. Un recipiente solido y duradero para que nuestra semilla crezca metáfora del apoyo, la educación, experiencia, la paciencia... y todo eso está al alcance de tu mano, en el mundo que nos rodea, (de ahí que los vasos estén en forma de circulo, pues simboliza el mundo y sus posibilidades).

Quien quiera está invitado a hacer crecer la semilla que se le ha regalado en su propia tierra, siempre contando con todo lo que nos rodea, ¡y cuidado no se acaben los vasos! Pues las experiencias, como las plantitas, son efimeras y hay que aprender a apreciarlas mientras se pueda.

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